Unos conocieron el bar en directo, in situ. Otros a través de la lectura del libro "Noches de BV80" de Valtueña. A muchos les suena por el tema "Negativo" de Bunbury (las noches del BV80 escapando a tocar...). También hay algunos que piensan que todavía existe. Sea como fuere, el bar BV80 vive. Es nuestro deseo que así sea. Por eso convocamos este concurso. ¡Échale imaginación y participa!

miércoles, 18 de abril de 2012

7. El Gachón


Una noche en el BV80 con Ed Harris
Autor: Quillaco
Subtítulo: El gachón

Gracias al quillaco he conseguido este curro de segurata en el BV80. Y mira, lo que son las cosas: Justamente, no sé si es por casualidad, pero me pagarán ochenta castañas por noche. El no quería un curro en un local tan guapo. Es lo que contó. En verdad yo sé lo que le pasa. Le entra cangueli de pensar que pudiera haber jarana alguna vez, y él en estas cosas es tan pacifista, por no saber repartir leña, que siempre se quedaría de espectador, y aunque le dieran de tortas por un tubo, el tío es que no sabe. Y donde no hay…, no se puede rascar.

Le dije al colega que si me acercaba al local. Estuvo de acuerdo y me llevó en su coche del año de la quica para la entrevista. El que me entrevistó era un tal Ed Harris, jefe de seguridad, primero me hizo rellenar un formulario de plantilla, y después el dossier de una entrevista psicológica. Yo iba rellenando los papeles sin preguntar nada, mientras Ed me miraba de hito en hito, como cuando no se decide uno a hacer una pregunta. Como estaba atareado sólo registré el dato. Cuando finalmente concluí con todo, cogió el curriculum y los otros papeles, los estuvo mirando un rato, deteniéndose, ceñudo y reflexivo, unos segundos en una respuesta del dossier. Entonces, al cabo de un ratito más me preguntó:

-¿De verdad si alguien te preguntara en la entrada esto, tú reaccionarías así?

Su gesto se volvió curioso un segundo a medida que transcurría el instante de mi respuesta. Ed no podía pasar este detalle, según sus esquemas del funcionamiento de un equipo de esta índole. Parecía que por mi currículum y mi porte le había convencido, que me quedaría con el curro, sobre todo al mirar mi hoja de recomendación de muchas discotecas. Ese no parecía un lugar de mucha jarana, y tal vez mi respuesta profesional había sido demasiado clásica. Se trataba de no dejarse enredar en la entrada por una retahíla de preguntas por parte del típico borrachín intrigante que lo único que quiere es colarse y liarla. Se trataba de no dejarlo entrar y que a raíz de ello se generase una bronca, de alejarlo de allí con buenas formas, siempre y cuando no se resistiese y comenzase a liarla en la propia entrada. Entonces sería necesario entregarlo a la autoridad competente. Porque no era la pregunta en sí lo preocupante, era lo que conllevaba una actitud persistente de diálogo forzado, el entorpecimiento de la entrada, atolondramiento general, y de uno al tratar de esquivar la situación, el despiste y cansancio que ocasiona un tipo tan pesado a las neuronas si no se marcha por su propio pie, que normalmente a los porteros menos hábiles les hace perder la paciencia y se lían a guantazos al primer encontronazo:

-Creo que este puede ser un local perfecto para trabajar sin muchos marrones de este tipo. Pero si se presentase un cliente así preguntando toda esta sarta de tonterías una detrás de otra habría que acompañarlo sujeto del brazo a la calle, y que no volviera.

-¿Si alguien te preguntara si se lo pasará bien aquí dentro, en un ambiente musical y discotequero de lo más atractivo y moderno, qué le responderías? Esto no sale en el cuestionario, te lo pregunto yo ahora, dime, ¡rápido…!

Sin pensármelo dos veces le respondí, pero sin titubeos, como en una situación en que te va el futuro en ello:

-Depende de la pinta que tenga. Eso mismo lo pueden preguntar tipos muy diferentes, pero su aspecto, su formalidad y su manera de moverse sobre todo te lo dirán si pueden pasar. Supongo que este es el mejor sitio del mundo, pero ya sabemos que no todo el monte es orégano. Hay tipos más pesados que una vaca en brazos.

-El trabajo el tuyo, chico.

Y así es como conocí a Ed Harris. El actor. Luego me enteré que no era jefe de seguridad, sino amigo del dueño, quien le pidió ese favor antes de irse a rodar una película del oeste con el incombustible Bud Spencer y su inseparable Terence Hill. Si es que no podía ser de otra manera, Ed, eres de los míos… Seguro que ahora estás repartiendo más hostias tú en la peli esa del oeste, que yo aquí durante el tiempo que dure mi contrato… No pienso perderme la película. A ver qué tal repartes, gachón… Pero bueno, eso es otra historia, Ed, la ficción es muy bonita…

No hay comentarios:

Publicar un comentario