Unos conocieron el bar en directo, in situ. Otros a través de la lectura del libro "Noches de BV80" de Valtueña. A muchos les suena por el tema "Negativo" de Bunbury (las noches del BV80 escapando a tocar...). También hay algunos que piensan que todavía existe. Sea como fuere, el bar BV80 vive. Es nuestro deseo que así sea. Por eso convocamos este concurso. ¡Échale imaginación y participa!

sábado, 31 de marzo de 2012

5. Hoy no ha sido una buena noche


Una noche en el BV80 con Ed Harris
Autor: JU.HE.GAR
Subtítulo: Hoy no ha sido una buena noche

Había dejado de llover, aunque yo por dentro estaba completamente empapado. Creo que lo que me dieron de beber en el último sitio no reunía las condiciones apropiadas, además ¿qué hacía yo en ese extremo de la ciudad? En el periódico terminaba de trabajar de madrugada y había ido con un compañero que tenía que entregar no sé qué mercancía a unas gentes de un garito de por allí. Mi compañero se enrolló con una fulana de aquel bar y me quedé tirado por un barrio nada recomendable. No me hacía mucha gracia, pero es lo que aquella noche había, y como estaba cansado y no tenía nada más que hacer decidí recogerme.

Caminaba despacio por aquella oscura calle y observé que mi sombra flotaba con un brillo especial sobre las baldosas de la húmeda acera, su reflejo se extendía hacia delante muchísimo más de lo normal, de tal manera que su deformidad llegó a impresionarme. No había nadie en la calle, me acompañaba solamente la noche y una triste farola que se encontraba a mis espaldas. Aquella situación se me empezó a escapar. De la nada apareció la puerta de un local que aún permanecía abierto y miré el cartel luminoso donde reflejaba su nombre, BV80. No lo pensé dos veces y me dirigí a él.

Nada más entrar eché de menos la tenue iluminación de la calle, la poca que en el interior del bar había se enfrentaba con la que me podía dar la nublada retina de mis ojos. Me tuve que habituar paulatinamente a ella. Además, su penumbra se encontraba acentuada por el humo que provocaban y habían provocado decenas de cigarrillos.
Me acerqué a la barra, y una barba con una persona pegada a ella me preguntó qué iba a tomar.
-Medio güisqui -le dije-, la marca me da igual, con la noche que llevo ya no me puede sentar nada mal.
Y el de la barba se sonrió…, y pensé "menos mal que esta noche le caigo en gracia a alguien…".

En una esquina había dos parejas morreándose, creí conocer a una de las dos tías. Con disimulo fui al lavabo y la vi más de cerca… ¡Coño!, claro que la conocía, era mi novia, la pareja con la que vivía desde hacía unos meses. Entre la bebida y la visión de aquella escena me dieron ganas de vomitar.

Me cabreé y di un golpe a una de las mesas, con tal suerte que el cenicero de cristal que en ella se encontraba se tambaleó y se estrelló contra el suelo haciéndose añicos. Me miraron los cuatro de la esquina, y la muy “espabilada” se levantó de inmediato y se me acercó a toda prisa diciéndome:
-No, no es lo que te supones…, no sabes quién es éste…

Sin poderme contener le dije:
-Guarra, eres una guarra y una…

Entonces se levantó el tío que la estaba magreando y me dijo:
-Usted no saber con quien hablar, a esta señora prostituta usted no tenerr que decir nada, la he comprado yo, mañana si usted querrer yo dar su telefón, hoy yo pagar y tener derecho con ella a follar.

¿Qué me estaba diciendo aquel yanki rubio medio calvo? ¿Será posible que una mierda de extranjero con ojos azules me pusiera los cuernos?, no lo podía admitir. Y le lancé un puñetazo. Pero el que estaba metiendo mano a la otra tía se puso entre los dos y, antes de darme cuenta, me encontraba rodando por el suelo con un ojo amoratado.

Cuando me pude levantar me dirigí a traspiés hasta el camarero y con la poca dignidad que me quedaba le pregunté:
-¿Qué ha pasado? ¿Quién es ese armario de cuatro puertas que me ha pegado?
Y el camarero me contestó de muy malas maneras.
-Primero págame, y después aprende a estar… Mira, la tía ésa que tanto te ha ofendido es una puta de lujo que viene mucho por aquí. Solamente va con gente famosa y de mucha pasta… y tú tienes que estar agradecido de que el guardaespaldas te haya dado sólo un puñetazo, si hubiese querido te podría haber roto el brazo…
-¿Pero quién es el que le metía mano a mi novia? -le pregunté.
-Es un actor muy famoso de cine -me contestó-. Imagino que habrás visto alguna de sus películas, es Ed Harris. Lo que ahora puedes hacer es irte a tu casa -me siguió diciendo-, y cuando se te vaya la borrachera olvidar lo que ha ocurrido… Y te voy a dar un consejo gratis, yo mandaría a la mierda a esa pendón, aunque…, tú mismo.
Totalmente humillado salí a la calle y me fui dando traspiés.

A los pocos pasos se me acercó un tío y me pidió un cigarro. Antes de contestarle, el brillo de una navaja se me acercó al cuello, y le di todo lo que llevaba encima. En pago por llevar poco dinero me dio un puñetazo y una patada en el estómago.

Desde el suelo donde quedé tirado volví a pensar: “indiscutiblemente me tenía que haber ido del trabajo a casa, hoy no ha sido una buena noche”.

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