Unos conocieron el bar en directo, in situ. Otros a través de la lectura del libro "Noches de BV80" de Valtueña. A muchos les suena por el tema "Negativo" de Bunbury (las noches del BV80 escapando a tocar...). También hay algunos que piensan que todavía existe. Sea como fuere, el bar BV80 vive. Es nuestro deseo que así sea. Por eso convocamos este concurso. ¡Échale imaginación y participa!

viernes, 5 de octubre de 2012

1. El Olimpo en Zaragoza


Una noche en el BV80 con Fernando Arrabal
Autor: Mariano P. Blanco
Subtítulo: El Olimpo en Zaragoza

Zaragoza, invierno del año 40 de la era cristiana, aproximadamente. La Virgen María sobrevuela el norte de la ciudad y sus ángeles transportistas depositan un envío especial. La puesta en escena es extraordinaria, con los Innumerables Mártires cantando himnos de honda raigambre. El regalo de la madre de Dios es una columna de jaspe que servirá de primera piedra para la construcción de un templo mariano.

Valencia, verano de 1951. Convento de la Purísima, propiedad de la Compañía de Jesús y sede provisional del Gobierno de la República en 1936. Un joven trabajador del papel, nacido en una colonia africana, realiza unos ejercicios espirituales y se le aparece, precisamente, la Purísima. A partir de entonces, por si acaso, reza diariamente.

Zaragoza, sábado 6 de noviembre de 1982. El templo mariano recibe la visita del papa. En la ciudad hay también un templo bien distinto, el bar BV80, que lleva tres años abierto y acogiendo lo más granado de la cultura alternativa. El joven trabajador del papel es ahora un consagrado escritor cincuentenario y vive en Francia.

Es ya de noche y Fernando Arrabal apura una copa de Chinchón en su domicilio parisino, adormecido, sentado en su butacón favorito. Mientras, Juan Pablo II reposa en la cámara del segundo piso del palacio arzobispal, con vistas a La Seo, roncando melodiosamente en un idioma ignoto. Ambas personalidades son hinchas confesos de la Santísima Virgen, y ella lo sabe. Aburrida, decide entretenerse traslocándolos al templo secundario.

Valtueña, el mozo del bar, acude a atender a los dos hombres sentados en la barra. El polaco, de 62 años, habla español con un extraño soniquete, arrastrando las eses y los conceptos. El dramaturgo melillense sonríe con el rictus inequívoco de un personaje de Lewis Carroll. Mientras apuran sendos cariñenas Sangre de Cristo, intercambian con naturalidad sus exégesis del Apocalipsis. Sánchez, un activista local de grandes bigotes, se une a la charla, aportando ideas para un montaje del libro sagrado, a la vez ecuménico e iconoclasta. Es la rencarnación de Dionisos, el dios de la juerga. María, peinada para la ocasión con una cresta de colores, les escucha embobada desde la mesa de la esquina.

El cuerpo de Arrabal, sentado en su taburete, mantiene sin embargo la postura en que ha quedado su yo dormido en el butacón de París. Parece que se va a caer, pero no. Las incipientes calvas de Arrabal, Sánchez y Wojtyla reflejan, en orden alfabético, las luces tenues del garito. Cuando María se levanta a saludarles, Fernando le afea su conducta: “Te he dicho mil veces que sólo te me apareciste una vez”.

Arrabal es, en realidad, el iracundo dios Pan, que siembra el pánico allá donde va. Karol es la forma actual de Hermes, el mensajero de los dioses y padre de Pan. Ninguno de los dos sabe, o no quiere saber, que la guapa María es el nombre vigente de Afrodita, su tía y hermana, respectivamente.

Entre discusiones sobre la parusía y las bodas del cordero, los cuatro dioses acaban rendidos y algo achispados. El cariñena no perdona. Al final, contra todo pronóstico, el que acaba con la chica es el más viejo y se van los dos juntos al palacio. De hecho, a la mañana siguiente se les verá juntos en el Santuario de Montserrat.

Mientras, no acaba de cuajar entre Sánchez y Arrabal la idea de la obra, y el Apocalipsis del grupo El Grifo Teatro no se llegará nunca a representar. Algunas de las ideas serán aprovechadas por Dionisos para montar un Tenorio heterodoxo. Otras las incluirá Pan en su libreto de El extravagante triunfo de Jesucristo, Karl Marx y William Shakespeare. Ganímedes Valtueña les conmina a abandonar la sala. Hacen mutis por el foro.


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